Antonio Gaudí i Cornet es uno de los arquitectos españoles más importantes de todos los tiempos, conocido en todo el mundo por ser el autor de la iglesia de la Sagrada Familia de Barcelona.
Nacido el 25 de junio de 1852 en el Camp de Tarragona, fue el máximo representante del movimiento modernista catalán, una nueva forma de ver la arquitectura surgida a finales del siglo XIX que mezcla la fantasía, el color y la originalidad.
Gaudí se inspiró en la naturaleza y en sus elevados conocimientos de geometría para llevar estas cualidades hasta el extremo logrando que sus edificios sean algo único, casi mágicos.
En sus 73 años de vida, el genial arquitecto diseñó numerosísimas obras, entre las que destacan el Palacio y el Parque Güell de Barcelona, el Capricho de Comillas (en Cantabria), el Palacio Episcopal de Astorga (en León) y los edificios residenciales Casa Batlló y Casa Milá (conocida popularmente como La Pedrera), ambos en Barcelona.
Su obra maestra es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, cuya construcción se inició en 1883 y que en la actualidad, más de 130 años después, aún está sin terminar y sigue en obras.
Gaudí se hizo cargo de este proyecto con tan solo 31 años y trabajó en él el resto de su vida, los últimos 15 años en exclusiva, llegando a vivir en su interior para poder controlar los trabajos de los obreros. Había diseñado unos bocetos generales del edificio e iba improvisando a medida que la construcción avanzaba.
El arquitecto murió el 10 de junio de 1926 a consecuencia de las heridas sufridas al ser atropellado por un tranvía y fue enterrado dos días después en la Sagrada Familia acompañado por miles de barceloneses.
En ese momento, solo estaba acabada una de las 18 impresionantes torres circulares de la iglesia y una de las cuatro fachadas, y, a pesar de que no había planos detallados del resto, se decidió continuar su construcción intentando respetar las ideas originales de Antonio Gaudí.