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El marino y científico español Isaac Peral está considerado el inventor del submarino porque el buque que diseñó a finales del siglo XIX fue el primero que navegaba bajo el agua propulsado eléctricamente y que además era capaz de lanzar torpedos estando sumergido, una revolución para las batallas navales.
Isaac Peral y Caballero nació en Cartagena (Murcia) en 1851, donde estaba destinado su padre, capitán de Infantería de Marina. Ingresó en la Marina a los 14 años y durante 25 años trabajó como militar, navegando en 32 buques.
Además, fue un hombre de ciencia. Realizó cartas hidrográficas y publicó trabajos sobre álgebra, geometría y huracanes.
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La idea de construir un submarino surgió en 1885, cuando la Marina Imperial de Alemania amenazó con bloquear las islas españolas en el océano Pacífico. Peral pensó que un submarino torpedero podía contrarrestar la superioridad de los barcos de las grandes potencias mundiales frente a los españoles.
Consiguió que el Gobierno aceptase su proyecto, que resultó muy polémico. Él mismo diseñó los planos, aunque no era ingeniero naval, y luego fue también su comandante.
La nave de Peral contaba con un casco de acero de 22 metros de eslora y 2,87 metros de manga. Su forma era muy similar a la de los submarinos actuales, con una torreta en el centro donde se ubicaban las escotillas de entrada. El interior estaba pintado de color blanco y el exterior de gris.
Incorporaba elementos novedosos que luego se convirtieron en habituales en los submarinos: propulsión eléctrica, periscopio, tubo lanzatorpedos, etc.

El submarino Peral se construyó en Cádiz y fue botado en la bahía de esta ciudad andaluza el 8 de septiembre de 1888, hace 126 años. La maniobra fue un éxito y durante los dos años siguientes Peral y los otros diez tripulantes de la nave realizaron todo tipo de pruebas en el mar: navegar dentro y fuera del agua, en la bahía y en alta mar; disparar torpedos sumergido y sin sumergir; realizar ejercicios tácticos de ataque y defensa, etc.
Todas ellas fueron exitosas, pero el Gobierno de España de la época decidió cancelar el proyecto. «No pasa de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia», dictaminó el informe que puso fin al trabajo de Peral.
El inventor pidió la baja en la Marina y fundó una empresa en Madrid relacionada con la energía eléctrica, su gran especialidad. En ella desarrolló nuevos inventos y realizó el tendido de las primeras centrales eléctricas de España. Finalmente, falleció en 1895 en Berlín, con tan solo 43 años, durante un tratamiento contra el cáncer de piel.
Tras varias décadas en el olvido, en 1929 el submarino Peral fue trasladado a Cartagena. Recientemente ha sido restaurado y en la actualidad ocupa un lugar de honor en el Museo Naval de la ciudad natal de su inventor.
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